CALENDARIO LITÚRGICO 2025 CICLO “A”.
SANTORAL:
La Natividad de Nuestro Señor Jesús.
INVOCACIÓN INICIAL
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos,
líbranos Señor nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMEN
Espíritu Santo: Ven,
ilumina nuestras mentes, derrama tu sabiduría sobre cada una de nosotras y
nosotros, y enséñanos a comprender con profundidad los caminos del Evangelio. Danos
discernimiento para elegir siempre el bien, para escuchar tu voz en medio del
ruido, y para actuar con justicia, humildad y verdad. Haznos instrumentos de tu
amor, solidarios con nuestros hermanos y hermanas que sufren, y generosos con
los que tienen hambre de esperanza. Hoy nos comprometemos contigo, a vivir
guiados por tu luz, a servir con alegría, y a construir juntos el Reino de Dios
en cada gesto, palabra y acción. Espíritu Santo, haz de nosotros y nosotras una
comunidad ardiente en fe, unida en amor, y firme en la misión que Jesús nos
confió. AMÉN
ACTO PENITENCIAL
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes
hermanos y hermanas, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y
omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa
María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos y
hermanas, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.
El Señor Todopoderoso, tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. AMÉN.
LECTURAS DEL DIA
MISA DE MEDIANOCHE
Isaías 9,1-3.5-6
Un hijo se nos ha dado
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;
habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría,
aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se
alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, y el yugo de su
carga, el bastón de su hombro, los quebraste como el día de Madián. Porque un
niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es
su nombre: "Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo,
Príncipe de la paz." Para dilatar el principado, con una paz sin límites,
sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la
justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor de los
ejércitos lo realizará. PALABRA DE DIOS
Salmo responsorial: 95
R/ Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda
la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre. R/
Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos
su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R/
Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y
cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles
del bosque. R/
Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la
tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. R/
Tito 2,11-14
Ha aparecido la gracia de Dios a todos los hombres
Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación
para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos
mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa,
aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y
Salvador nuestro, Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de
toda maldad y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas
obras. PALABRA DE DIOS
Lucas 2,1-14
Hoy nos ha nacido un Salvador
En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto,
ordenando hacer un censo del mundo entero. Éste fue el primer censo que se hizo
siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su
ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la
ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en
Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras
estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo
envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la
posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire
libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó; la
gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El
ángel les dijo: "No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría
para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el
Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en
pañales y acostado en un pesebre." De pronto, en torno al ángel, apareció
una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "Gloria a
Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor." PALABRA
DEL SEÑOR
REFLEXIÓN DEL EVANGELIO
Según el relato de Lucas, es el mensaje del ángel a los
pastores el que nos ofrece las claves para leer desde la fe el misterio que se
encierra en un niño nacido en extrañas circunstancias en las afueras de Belén. Es
de noche. Una claridad desconocida ilumina las tinieblas que cubren Belén. La
luz no desciende sobre el lugar donde se encuentra el niño, sino que envuelve a
los pastores que escuchan el mensaje. El niño queda oculto en la oscuridad, en
un lugar desconocido. Es necesario hacer un esfuerzo para descubrirlo.
Estas son las primeras palabras que hemos de escuchar:
«No temáis. Os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo». Es
algo muy grande lo que ha sucedido. Todos tenemos motivo para alegrarnos. Ese
niño no es de María y José. Nos ha nacido a todos. No es solo de unos
privilegiados. Es para toda la gente. Los cristianos no hemos de acaparar estas
fiestas. Jesús es de quienes lo siguen con fe y de quienes lo han olvidado, de
quienes confían en Dios y de los que dudan de todo. Nadie está solo frente a
sus miedos. Nadie está solo en su soledad. Hay Alguien que piensa en nosotros.
Así lo proclama el mensajero: «Os ha nacido hoy un
Salvador: el Mesías, el Señor». No es el hijo del emperador Augusto, dominador
del mundo, celebrado como salvador y portador de la paz gracias al poder de sus
legiones. El nacimiento de un poderoso no es buena noticia en un mundo donde
los débiles son víctima de toda clase de abusos. Este niño nace en un pueblo
sometido al Imperio. No tiene ciudadanía romana. Nadie espera en Roma su
nacimiento. Pero es el Salvador que necesitamos. No estará al servicio de
ningún César. No trabajará para ningún imperio. Es el Hijo de Dios que se hace hombre.
Solo buscará el reino de su Padre y su justicia. Vivirá para hacer la vida más
humana. En él encontrará este mundo injusto la salvación de Dios.
¿Dónde está este niño? ¿Cómo lo podemos reconocer? Así
dice el mensajero: «Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en
pañales y acostado en un pesebre». El niño ha nacido como un excluido. Sus
padres no le han podido encontrar un lugar acogedor. Su madre le ha dado a luz
sin ayuda de nadie. Ella misma se ha valido como ha podido para envolverlo en
pañales y acostarlo en un pesebre. En este pesebre comienza Dios su aventura
entre los hombres. No le encontraremos entre los poderosos, sino en los
débiles. No está en lo grande y espectacular, sino en lo pobre y pequeño.
Vayamos a Belén; volvamos a las raíces de nuestra fe. Busquemos a Dios donde se
ha encarnado.
Feliz y Bendecida Navidad
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
·
¿Estoy
viviendo plenamente estos días para los que me preparé durante el Adviento?
·
¿Estoy
experimentando este momento como un mero espectador, observando desde lejos, o
lo estoy viviendo al participar de esta alegría común a toda la humanidad?
·
¿Qué
actitudes o gestos impiden que Jesús tenga cabida en el corazón de las
personas?
PALABRA DEL PAPA FRANCISCO
“Un ángel del Señor se les presentó [a los pastores]: la
gloria del Señor los envolvió de claridad.” De este modo, la liturgia de la
santa noche de Navidad nos presenta el nacimiento del Salvador como luz que
irrumpe y disipa la más densa oscuridad. La presencia del Señor en medio de su
pueblo libera del peso de la derrota y de la tristeza de la esclavitud, e
instaura el gozo y la alegría. Abriendo nuestro corazón, tenemos también
nosotros la posibilidad de contemplar el milagro de ese niño-sol que, viniendo
de lo alto, ilumina el horizonte.
El origen de las tinieblas que envuelven al mundo se
pierde en la noche de los tiempos. Dios esperaba… ha seguido esperando con
paciencia frente a la corrupción de los hombres y de los pueblos. La paciencia
de Dios. Qué difícil es entender esto: la paciencia de Dios con nosotros. La
profecía de Isaías anuncia la aparición de una gran luz que disipa la
oscuridad. Esa luz nació en Belén y fue recibida por las manos tiernas de
María, por el cariño de José, por el asombro de los pastores.
“Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en
pañales y acostado en un pesebre.” La “señal” es precisamente la humildad de
Dios llevada hasta el extremo; es el amor con el que, aquella noche, asumió
nuestra fragilidad, nuestros sufrimientos, nuestras angustias, nuestros anhelos
y nuestras limitaciones. El mensaje que todos esperaban, que buscaban en lo más
profundo de su alma, no era otro que la ternura de Dios: Dios que nos mira con
ojos llenos de afecto, que acepta nuestra miseria, Dios enamorado de nuestra
pequeñez."
CREDO DE LOS APOSTOLES
Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del
cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado;
descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí ha
de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa
Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de los muertos y la vida eterna. AMÉN
OREMOS
AL SEÑOR
En esta Noche Santa en que tu Hijo nació, me decido a ser
un faro de tu luz, para que otros y otras descubran tu amor. Que mi alegría sea
testimonio, que mis sentimientos reflejen tu paz, y que mis palabras anuncien la
Buena Noticia de Jesús. Hazme sencilla como los pastores, dispuesta a compartir
lo que he visto y oído, y valiente para proclamar que hoy nos ha nacido el
Salvador. Comprometo mi vida a irradiar tu esperanza, a encender corazones con
tu luz, y a caminar cada día como mensajera de tu gloria. AMÉN
PROPOSITO DE HOY
A partir de hoy, en este día de Navidad, ayudaré y no me
olvidaré, especialmente, de los y las que estén solas y no tienen con quien y
como celebrar la Navidad. AMÉN
ORACIÓN
POR LA PAZ, DESARROLLO Y DIGNIDAD GLOBAL DE LOS PUEBLOS
Señor Jesús, Dios de la Vida: Hoy elevamos nuestra voz
como comunidad creyente, comprometidos con la paz que nace del respeto, el
desarrollo que brota de la justicia, y la dignidad que refleja tu imagen en
cada ser humano. Haznos artesanos de reconciliación, y constructores de puentes
entre culturas, lenguas y naciones. Que no nos cansemos de tender la mano, de
escuchar el clamor de los pobres, y de defender la dignidad de quienes han sido
olvidadas. Danos sabiduría para transformar estructuras injustas, valentía para
denunciar la violencia y la exclusión, y ternura para acompañar los procesos de
sanación y esperanza. Que nuestro compromiso sea concreto: en el trabajo, en la
comunidad, en la educación, en cada gesto cotidiano que siembra fraternidad.
Señor, inspíranos a soñar con un mundo donde todos tengan pan, tierra y voz,
donde el desarrollo no excluya, y donde la paz sea fruto de la justicia. Nos
consagramos hoy a esta misión, como discípulos del Reino, como hermanos y
hermanas de toda la humanidad, como sembradores de dignidad. AMÉN
ORACION
FINAL
Padre Celestial, Padre de la Misericordia:
Que por mediación de tu hijo Jesucristo nuestro Señor, la
intercesión de nuestra santa madre Virgen María, Reina de la paz, y la acción
del Espíritu Santo, concediste a San Oscar Romero la gracia de ser un pastor
ejemplar al servicio de la Iglesia; y en ella preferencialmente a los más
pobres y necesitados.
Has Señor que yo también sepa vivir conforme al Evangelio
de tu Hijo, y concédeme por la intercesión de San Oscar Romero el favor que te
pido... AMÉN.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA Y GLORIA.
Sagrada Familia de Nazaret. Ruega por nosotros.
Y nos cubrimos con la sangre de Cristo.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN.
Que la paz del Señor reine siempre en nuestro hogar. AMÉN.
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